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Nº 7 VENECIA

          VENECIA        Por segunda vez, veinte y tres años después. Como me dijo el amable chico que me atendió en la recepción del hotel: “In Venice never changes”, en Venecia nada cambia, y lo confirmo, desde mi llegada a la estación portuaria de Madonna dell Orto no dejé de cruzarme con decenas de imágenes que tenía atesoradas en el recuerdo desde todos esos años, que parecía que hubiese regresado en el tiempo. Es una ciudad difícil para las nuevas construcciones, si se desarrollan, es de puertas para adentro. Como es mi caso, esta vez viajé sin compañía, a diferencia de aquella primera en la cual entré en la ciudad de los canales por vía ferroviaria acompañado de una mujer. Ahora es invierno, no como aquel tórrido verano que decidimos recorrer juntos las principales ciudades de Italia, de Roma hacia su frontera norte. Y hace un frío tremendo. Desde la pequeña singladura desde el aeropuerto, al cruzar la laguna a primera hora de la mañana, aprecié cómo el sol se despertaba tím

¿INFELICES LA PRIMERA VEZ?

       Viajeros y escritores se han preguntado siempre sobre la posibilidad de visitar por segunda vez una ciudad, un pueblo, una playa, un lugar específico dentro de un país remoto y extraño, donde se fue feliz y reportas grandes recuerdos, y volver a ser feliz por una vez más. El escritor Lawrence Durrell decía ser optimista al respecto y recomendaba ese segundo viaje, por el contrario, Jordi Esteva no ve con buenos ojos eso de regresar, y prefiere dejar ese espacio de felicidad guardado en el recuerdo, todo puede haber cambiado, incluso las personas, y ese vínculo emocional haber desaparecido también. Ambos viajeros y escritores hicieron lo propio en un pasado, para nada lejano, esto es, viajar y escribir y regresar a donde fueron felices, pero lo hicieron en un mundo todavía ausente de la llegada del Imperio y dominio de las RRSS. El Turisjero de hoy, palabra compuesta por turista y viajero, que bien define la posición actual del individuo actual frente al viaje entendido a la v

ROOMS Nº6. BANGKOK

  6.     BANGKOK     La vida me ha llevado hasta la ciudad de Bangkok en varias ocasiones. En una de ellas descubrí un pequeño hotel junto al río, muy tranquilo, de precio imposible en cualquier otra ciudad, y lo que es mejor, con una estupenda terraza sobre el río para ver los atardeceres con una cerveza, muy cerca del área por donde me movería durante mis días allí. Ya van dos veces en las cuales me he alojado en este hotel.   Este relato, en parte, y más extendido, ya lo conté en mi libro “El año del conejo”. También es una anécdota muy parecida a otra que viví y sufrí en la ciudad de Ámsterdam, muchos años atrás de esta.   Conociendo las bondades del establecimiento hotelero, en mi última visita no dudé en reservar habitación en el mismo. Llegué un poco demasiado pronto, pero tras una breve espera pude acceder a mi habitación. Bangkok es una ciudad tremendamente calurosa y en la habitación no puede faltar el aire acondicionado. Lo encendí y permanecí quieto hasta que pasé v

ROOMS Nº5 PARÍS

  1.     PARÍS     No cruzábamos el milenio aún y la muerte de Lady Di todavía se sentía cercana, cuando visité por primera vez la ciudad de París. Una vez más fue la literatura quien me incitó a viajar, libros y escritores me empujaron a conocer sus calles adoquinadas.   Woody Allen, dentro de su extensa filmografía, ingenió de una forma maravillosa en la película “Midnight in París”, la experiencia de conocer la ciudad en sus momentos artísticos más relevantes; en ella su protagonista, un joven escritor americano de vacaciones con su pareja, lleno de sueños y en busca de inspiración, decide salir a pasear en soledad por las calles húmedas de la noche primaveral parisina persiguiendo los pasos de sus santificados iconos literarios del pasado. Perdido en el dédalo de calles, un coche sale de la niebla para rescatarle y le conduce al disfrute de las lejanas noches del jazz y las tertulias, donde conoce a los Fitzgerald, siempre copa en mano, a Gertrude Stein en su casa junto a Hem

ROOMS Nº4 LOGROÑO

  1.      Nº4  LOGROÑO      De manera intencionada visité una vez la ciudad de Logroño, con motivo de una exposición de arte donde presentaba una obra, de título “Dark Room”, que hace juego con la serie pero que no viene al caso.   Me trasladé hasta allí en tren tres días antes de la inauguración para resolver los problemas que pudiesen nacer del montaje de la obra. Fue fácil, la primera mañana ya la tenía instalada, y me quedaban días por delante para conocer la ciudad.   Sin más atractivo que la plaza de la catedral, unos soportales, una angosta calle llena de tabernas y un paseo junto al río Ebro, en aquel noviembre siempre húmedo y helado, donde a demás perdí el paraguas, fuera de ese círculo estrecho el resto es periferia, total y descarnada, sin encanto, opaca y vulgar. No hablemos ya de sus gentes, pues fueron oscas y maleducadas conmigo, minimalistas en sus expresiones, sin la menor intención de granjearse nuevas amistades.   Lo único que puede salvar mi estancia en t

ROOMS. Nº3. BERLÍN

  3.BERLÍN     Berlín. Siento una cercanía y empatía emocional sorprendente con la historia del “Muro de Berlín”. Por alguna extrañeza, la Caída del Muro el nueve de noviembre de 1989, causó en mí una impresión que perdura hasta el día de hoy. A la mayoría de la gente también le alegró la “Caída del Muro”, está claro; yo, me sentí con ellos, entre ellos, sentía su misma satisfacción y comprendía, el hecho irreversible que presenciábamos a través de la pantalla del televisor. Tenía tan sólo catorce años. Con los años mi curiosidad fue creciendo y la fui alimentando con lecturas, visionados de documentales, obras de arte y artistas referentes, más visitas a la ciudad.   En una de estas visitas fui con la pretensión de caminar sobre los adoquines que marcan todo el recorrido del antiguo Muro que separaba los dos berlines, el Este del Oeste, permaneciendo el último completamente rodeado por el bloque comunista, como una pústula para ellos. Una línea larguísima que atraviesa diferente

ROOMS Nº2 GRECIA

  Oír decir el nombre de Grecia y de inmediato aparecen en mi cabeza islas, tormentas, dioses, héroes y tragedias. Recuerdo con mucho cariño mis viajes a la tierra de Homero, de Esquilo, Agamenón y Aquiles, porque fueron de los primeros que realicé en solitario; aunque no fue siempre así, los primeros entre ellos los hice en pareja.   Enamorado de la Odisea, cada año elegía una isla diferente que conocer, para sentarme en sus playas y leer versos sueltos de tan genial aventura. El placer es inmenso, cuando uno invoca a las musas, mirando el mismo mar por la que vagó la nave Argos.   Cada año una isla diferente, de las Cícladas a las Jónicas, de las Espóradas al Dodecaneso, Creta, Chipre, sin un orden, zarandeado por el Céfiro.   Por lo tanto, fueron muchos alojamientos.   Y muchas experiencias, claro. Incluiré a continuación las que creo dignas de narrar, donde haya sufrido experiencias extraordinarias o los alojamientos superaran en mucho con las perspectivas de un viajero.